6 de marzo de 2012

Modas y modos


A veces un cambio de plataforma no es suficiente. Conforme cambian los tiempos, lo hacen los modos. Los invito a pensar y opinar sobre algo que vengo pensando hace un tiempo.

En moda no es muy común leer criticas destructivas, en general se trata de descripciones y algún vaticinio del tipo se-vienen-los. Las críticas negativas se deslizan delicadamente. 
Las prácticamente nulas probabilidades de encontrar una crítica de denuncia, un artículo que muestre la copia o la falta de diseño me llevaron a pensar en los medios especializados en moda, sus modos, sus recursos, sus políticas. Estos textos descriptivos y repetitivos que se hacen esperar y cuando salen a la luz, en vez de enriquecer las fotos, las traducen en palabras. Eso no es dar información, no es generar cultura, es menospreciar al lector y engañarlo, es darle menos de lo que se puede dar.
La prensa de moda tiene que cambiar. Y cuando hablo de un cambio no me refiero a un modificación en la plataforma (eso ya lo hicieron todos). Hablo de modos, no de medios.
¿Para qué describir la ropa si en el blog o en Facebook ya están publicadas las fotos? ¿Para qué decir que el diseñador usó las transparencias si Youtube lo muestra en video? ¿Para qué dar dos veces la misma información en distinto formato? La gente busca lo cómodo y rápido, si está la imagen no es necesario repetirla en palabras ni describirla. Hay que concluir, hay que dar algo nuevo, hay que atrapar al lector y enseñarle algo que no conocía. No es necesario decir que la silueta del vestido es bombé, pero sí podemos decir quién inventó esa silueta, podemos contar que Balenciaga hizo por primera vez esa pollera o esas mangas para comenzar. Hay que decir lo que la gente no sabe, no solo lo que quiere, hay que generar intereses. El texto y la imagen son complementarios, no reflexivos.


Falda Balloon de Balenciaga, 1959

Hace años, cuando las fotos del desfile no llegaban antes que el texto, cuando su calidad era baja o cuando directamente no existían, el texto de moda sí era descriptivo, pero era funcional, respondía a la necesidad. Hoy en día eso ya no sucede, las necesidades son otras y los medios también.
Hoy la moda está más democratizada, prácticamente todos tienen acceso a ella, solo es necesario tener internet. Pero ver no es saber, hay relaciones morfológicas, históricas y formales que el experto detecta instantáneamente pero el grueso del público pasa por alto. Eso es lo que hay que mostrar: la relación entre el trabajo de Galliano en Dior y el New Look, no la cantidad de flores que tiene cada vestido; hay que ir tras bambalinas, expresar lo que las fotos no pueden decir.
De modo que hay que modernizar el periodismo de moda. Cambiar de plataforma no es simplemente hacer blogs y actualizarlos todos los días (eso puede ser un arma de doble filo). Los contenidos están a la vista, son vestidos, son sacos, son fotos, son peinados, son zapatos. Falta decodificarlos, traducirlos y procesarlos.

1 de marzo de 2012

Mujer urbana, mujer sensual o Descubrimiento personal (me puso la tapa)


Nunca entré a la tienda de Evangelina Bomparola y nunca vi uno de sus desfiles, de hecho que lo haya hecho fue un milagro o una coincidencia. Soy desconfiada y más aún de los que se autoproclaman diseñadores. El diseño es una jerga que se aprende y ejercita, sus herramientas y códigos son complejos. Esto no implica que haya que hacer una carrera universitaria para aprehenderlos, Bomparola lo dejó muy claro. Para mi sorpresa, no solo me gustó su propuesta para el Invierno '12, sino que también encontré detalles de un nivel diseñal que no esperaba ver. Mediante la sutileza y el ingenio desarrolló un lenguaje visual de absoluta elegancia y femineidad contemporáneas.
Por la pasarela desfilaron dos lineas: sastrería y noche (tal cual dicta la Alta Costura). La primera con cortes y calce excepcionales juega con los contrastes de color, superposición de solapas en verde y negro, y subraya detalles de moldería como pinzas y uniones de cintura con cambio de materialidad (pedrería por ejemplo) o cambios cromáticos.



Si bien la propuesta no es joven, es totalmente moderna, con giros originales y actuales como los blazers con solapa y sin cuello, los pantalones transparentes combinados con vestidos a la rodilla (nada de exhibicionismo por estos pagos) o la silueta anatómica con hombros armados. Estos últimos combinados con el contraste de color y su uso sectorizado hacen un guiño a los modos ochentosos.


Los ochentas y sus modos. Sus colores, sus accesorios y su silueta.

El leit motiv de la colección fue el acento: dónde va cada color, dónde va cada material y por qué va allí. Los vestidos negros llevan el ojo a las piernas gracias a la forrería azul francia, esta se deja ver gracias a los larguísimos tajos; las franjas de tejidos transparentes, con mucha sutileza, convierten las faldas a la rodilla en minifaldas y el escote toma importancia al ser delimitado por un pequeño recorte verde esmeralda. 


Mechados entre la línea de sastrería urbana aparecen los vestidos de noche, largos, la mayoría negros con pedrería plateada, que emula hombreras y cinturones y juega así con los ochentas. Las espaldas quedan al descubierto, tanto en camisas de seda como en vestidos cortos y largos, ajustados y evasé. Todos los recursos apuntan a un mismo objetivo: la sensualidad. Y esta es insinuación, nada se muestra, pero todo se sugiere. Evangelina sabe a dónde llevar los ojos y cómo hacerlo.






Fotos: La Pompayira

Oops! She did it again


El comienzo del desfile Otoño-Invierno de Amores Trash Couture 2012 fue una declaración de principios, de status más bien: el Universo está cambiando y con él, la moda. Amores se ubica en el mapa como un ser superior e independiente, una marca incorruptible pero chic.

Puede resultar complicado, siendo un diseñador joven y nuevo en la escena porteña, tener un estilo pregnante y no repetir hasta el hartazgo. Muchas veces vemos cómo se llena el perchero con prendas exitosas y empiezan a aparecer las figuritas repetidas: el saco y pantalón que piden todas, la cartera que tanto gustó la temporada pasada o la falda que se agota apenas sale. Amores Trash Couture sorprendió de nuevo. Manteniendo su identidad llegó a un resultado tan innovador como urbano.
Con una temática cowboy, la pasarela se llenó de camisas y estrellas, cintas que caían desde cuellos camiseros acompañaban lánguidos vestidos y faldas evasé. Mientras modelos, amigos y performers se mezclaban en la pasarela envueltos en drapeados y lamé, una negra y acartonada cabeza de toro colgaba sobre la pared con el nombre de la marca.
Si bien la tendencia quedó en segundo plano (¿Quién puede eliminarla?), las prendas bitono estuvieron presentes al igual que las transparencias y los brillos. Estos últimos en detalles como vivos, cuellos o recortes hacían de los vaqueros seres intergalácticos.
Cuando la copia y la queja ya son moneda corriente, cuando creíamos que el diseño argentino estaba por convertirse en una utopía, la BAFWeek y la calle se renovaron con la propuesta fresca de Amores. Ropa usable y apta para todos los cuerpos, con buenas terminaciones y original, moderna y con los pies en la tierra. La diseñadora generó una colección colorida, brillosa (y brillante), amplia y variada con una siliueta por momentos ochentosa y  por momentos cincuentosa, más actual que ninguna.
Entre aplausos, gritos y chiflidos se retiraron los modelos y yo, al igual que el año pasado, me fui de la BAF con una sonrisa.

29 de febrero de 2012

Dancers in the Dark



Una reseña opinada sobre el desfile Otoño-Invierno 2012 de Vicki Otero

Lo primero que se escuchó fue una explosión, se prendieron las luces y salieron cinco chicas vestidas con calzas y remeras negras. Se detuvieron en el centro y comenzaron a bailar. Danza contemporánea en la pasarela, otra vez.
Ante una sala semivacía, iban hacia la prensa y volvían a la salida del back guiadas por una suave música y una luz tenue, anaranjada, casi sin poder lumínico. La pasarela parecía iluminada por velas más que por focos eléctricos. Un par de minutos después de ver a las cinco bailarinas subir y bajar, salió la primera modelo.
"No puedo ver el color ¿Es azul?" La potencia de la luz no había cambiado pero la colección ya estaba frente a nuestros ojos. El conjunto de pantalón y blusa en combinación de colores negro y azul (lo confirmé cuando terminó el desfile y encendieron la luz), fue seguido inmediatamente por un tapado de paño, el delantero bordó y la espalda negra, que dejaba ver por abajo una falda con tablas también azul. No es fácil criticar una colección que no uno no vio. Pero de eso se trató el desfile de Vicky Otero en la BAF Week Otoño-Invierno '12.
Conociendo el trabajo de la creativa en cuestión, esperaba encontrarme con siluetas evasé y prendas amplias, colores sobrios y apagados y polleras a la rodilla. Todos presentes (lo que implica que tiene estilo, gran cualidad en un diseñador). Esto era lo que se veía sin luz. También pude intuir tejidos planos y paños, una paleta gris y lúgubre, prendas bifaz (con cambio de color entre espalda y delantero) y prendas con recortes y cambio de color.
En el medio de la penumbra y entre conjeturas sobre la materialidad y morfología de lo que estaba no-viendo, decidí prestar atención a lo que la diseñadora quería que mirásemos: el show. Las cinco chicas de negro revolcándose por el piso blanco y limpio esquivadas por las altísimas e inexpresivas modelos, coronadas ellas por un recogido voluminoso y desprolijo. ¿Qué quiere decir? ¿Por qué no prenden la luz? Entre una pregunta y la siguiente empecé a escuchar la música. Violines tristes acelerados por ratos, tranquilos por otros, esos violines que me llevan al pasado, un pasado difícil de ubicar. Mientras buscaba ese pasado, vi cómo salía y empezaba a caminar un sacón cruzado de un color beige, gris cálido tal vez. Largo hasta el suelo y amplio, hacía que quien lo llevaba pareciera más flaca y menuda de lo que era. Con una sola imagen terminé de armar la ecuación: la Segunda Guerra Mundial. Esa, decidí había sido la inspiración para la colección invernal de la renombrada diseñadora.
Próximo conjunto. Otro sacón, esta vez negro con detalles indescifrables, ni bien la modelo llegó al final de la pasarela, la luz subió y la prensa tuvo una excelente vista de la creación que tenían frente a ellos ¡Y así fue todo el desfile! Eran ellos los únicos que podían ver las prendas, ellos y las personas que leerán las críticas en internet o en una revista, los que verán por YouTube la nueva colección de Otero, o los que miraban la pantalla en la BAF. Indignada y sorprendida me puse a conjeturar: es una irrespetuosa con su trabajo porque no le importa que la critica ni sus clientes la vean, o es una genia por subirse a la ola 2.0 y burlarse de los elevados precios de la entrada al evento de la temporada ($30). 
Entre hipótesis y conclusiones se me fue el desfile y junto a la última pasada pude ver una cantidad de detalles que la oscuridad me había negado: los cuellos y las superposiciones, el trabajo de sastrería y de deconstrucción, la insinuación de tipologías sastreras (chalecos, sacos, blazers) sobre vestidos y blusas y una paleta invernal agrisada pero variada.
Mientras me iba, discutiendo los motivos por los cuales no hubo luz en todo el desfile, recordé que tenía que leer la gacetilla antes de escribir una crítica, siempre hay datos útiles (como por ejemplo que todas las materias primas son naturales). Indefectiblemente, llegué a mi casa, leí la gacetilla y para sorpresa mía confirmé que Vicki Otero no se come los mocos: su inspiración fue musical (mala mía). La falta de luz tenía un propósito, un propósito que se cumplió y era hablar del desarrollo de la colección. Primero la música, después la forma y por último, la materia.

15 de septiembre de 2011

Gabasics: Susie Bubble



Más de uno debe estar preguntandose ¿Gabasics?¿Qué es eso? Hace un par de meses vi que mis compañeras de la facultad, futuras diseñadoras, estaban muy desinformadas. Sí, casi todas conocen a Balenciaga y a Dior, algunas saben quién es Yamamoto, pero ninguna ubica a Dion Lee, Anna dello Russo (mi ídola personal) puede pasar por una princesa del Este europeo y si mencionamos a Scott Schuman es muy probable que se imaginen una Ferrari roja y litros de Champagne cayendo desde un podio. 
Más allá de las crueldades que puedo llegar a decir, y creer, si hay algo que me gusta en la vida es comunicar, informar, por algún motivo soy (casi) diseñadora y escribo (no me puedo atribuir el título de periodista amateur). De modo que decidí que lo mejor que podía hacer ante semejante problemática era armarme una lista de básicos, personas en su gran mayoría, que creo que cualquier diseñadora o persona interesada en la moda, tiene que conocer, es decir, facilitarle la tarea de investigación a todos aquellos que quieran saber qué pasa en el mundo de la indumentaria.
Ahora que saben qué son los Gabasics (hay más información arriba a la derecha, donde dice Gabasics) imagino querrán saber por qué Susie Bubble es la primera, sobre todo si dije que Anna dello Russo es mi ídola. Desde hace un par de años, en el mundo de la moda surgió el "fenómeno" de los fashion bloggers, escribían de moda, mostraban cómo se vestían, cómo vivían. Eventualmente dejaron de ser Johns y Janes Doe que se sacaban fotos o que contaban quién era el nuevo diseñador del Soho, empezaron a salir en revistas, ocuparon la primera fila del desfile de Dolce&Gabbana (invitados por Anna dello Russo) y sus blogs se convirtieron en medios tanto o más importantes que Vogue, Style o i-D.
Ahora bien, hay dos tipos de fashion bloggers: los que se sacan fotos, cuentan qué comieron y qué están usando, y, por otro lado, están las que, además de hacer lo anterior, nos dan contenido, textos bien escritos, fundamentados. Susie Bubble forma parte del segundo grupo, la información que trae es fresca, viene del underground de la moda, podríamos decir que se escapa de ese mundo, llega más al diseño, a la tendencia, habla del emergente, del que mañana va a ser grande, pero hoy tiene una tiendita en una calle incognita de vaya uno a saber donde.
Una comunicadora innata. A los 27 años pudo crear su propio medio, mantenerlo y crecer gracias al mismo, viajando por todo el mundo y siguiendo los eventos más importantes, cubriendo fashion weeks, aperturas de locales como Louis Vuitton y comprando ropa vintage en cualquier lugarsucho del mundo.
Susie Bubble es el primer Gabasic porque encarna el mejor ejemplo de lo que se viene, del futuro del periodismo de moda, escribe sin restricciones para su blog y tiene su bajada editorial, para los descreídos, en revistas de renombre.

15 de agosto de 2011

De caramelos y arlequínes

Una crítica un poco objetiva y un poco subjetiva de la primera vez de Amores Trash Couture en la BAF

Salir de la BAF y pensar en escribir algo que no sea una queja es un desafío. Vaya uno a saber porqué pero suelo irme con más quejas que otra cosa. Sí, hay cosas respetables, cosas buenas, cosas excelentes y cosas deplorables. Digo cosas porque no solo me refiero a la ropa que se presenta en los stands o, como escuché por ahí, la feria; hablo de los desfiles, la organización y la concurrencia.

Pero sinceramente prefiero tomar el desafío y más que denunciar (esto ya lo hice en twitter) concluir e informar. Por este motivo elegí ir el jueves 11 de agosto, cuando se realizó el debut de Amores Trash Couture en nuestra semana de la moda.

Se preguntarán porqué que este estreno me pareció razón suficiente como para informar en vez de criticar: vengo siguiendo esta nueva insignia del diseño nacional hace un par de años, esto implica que lentamente pude notar cómo la sociedad hipster porteña, si es que le podemos dar ese nombre, iba corriendo su fanatismo de lugar.

Hace dos años en la puerta del desfile de AY NOT DEAD encontrábamos una horda de adolescente con chupines fluo esperando, o más bien desesperando, por entrar al tan ansiado lanzamiento de la nueva colección. Hoy, la fama y popularización que ganó esta marca, generaron un movimiento de los trendesetters. Sus creadores y su producción entraron ya en el circuito de la moda. Hubo que revolver el under del diseño hasta encontrar un nuevo objeto IT. Es entonces cuando las fiestas Vice se empiezan a realizar no en el sótano de Soler y Julián Alvarez, sino en el local de Amores. Migue García y Manuel García della Costa tocan en el evento y solo la créme de la créme está invitada.

Al año siguiente, un jueves de 2011, la sala número uno de la Buenos Aires Fashion Week tiene alrededor de 50 metros de cola y un grupo de fieles con atuendos más que extravagantes la encabezan: tacos y catsuits para los chicos, galeras y bombines también para ellos, animal print (¿Quién puede escaparle a la tendencia?) y coral para las chicas.

La pasarela no presenta contradicciones ni sorpresas: una esfera, un sillón y un cono envueltos en papel metalizado (acá pueden ver cómo se vistió Amores, la diseñadora, el día que la conocí). Lo mismo podría decir de la primera pasada, Naomi Preizler, quien caminaba con un vestido largo, color rosa de satén con recortes enmarcados por vivos negros, cuyo escote estaba recreado por un recorte de microtul negro también, fue la primera en salir del backstage.


Naomi Preizler, la primera en pisar la pasarela

La colección parte de los envoltorios de golosinas, esto explica el metalizado (presente no solo en la escenografía, también lo encontramos en tocados y zapatos), los colores pastel, la combinación de negro y dorado y la multiplicidad de pliegues y volados.

A pesar de estar finalizando el ciclo de los 80s, seguimos encontrando hombreras pronunciadas, brillo, animal print y monoprendas. Esto no elimina la silueta sesentosa que presentan los vestidos (esos que nos hacen recordar el atuendo de Betty Draper), ceñidos en la cintura y con vuelo por debajo de ella.

La silueta de la década del '60 con un largo más adecuado al 2011

Hay una asociación inevitable, algo que la diseñadora no dijo y sin embargo, salta a los ojos, una posible inspiración o resignificación, como podríamos llamarla, del "disfraz" del arlequín: monos, prendas ajustadas, tonos pastel, colores saturados y rombos con su perímetro en contraste. Sepamos que resignificar no es copiar y, en algunos casos, puede resultar una inspiración a nivel inconsciente.





Al cierre del desfile, el enojo era algo inminente y ni Andres Risso en pollera me calmaba. Sí, estuvo muy bien musicalizado; sí, la ropa me encantó (me compraría todo); sí, la colección es ordenada y lógica, lo mismo puedo decir del armado de conjunto y el orden de las pasadas; pero, y esto me pasa solo con las marcas nuevas, esperaba algo más, quería salir anonadada y piropeando a la diseñadora como si fuese el mismísimo Poiret.


Andres Risso

Ya con todas mis cosas guardadas, se prende la luz y en vez de salir las modelos y la diseñadora para el aplauso final, Barbara LaVogue empieza a caminar por la pasarela. Se levantaba y se bajaba el vestido plisado y brillante, se alejaba del público y se volvía a acercar; sentada en el sillón cual estrella de cabaret hizo algunos pasitos y volvió al comienzo del camino. Y ahí me puse contenta, performance o diseño, pero creatividad al fin.


Barbara LaVogue y un vestido que deja muy en claro el papel del envoltorio de caramelo en la colección de ATC


Dedicarse al diseño de indumentaria no es hacer ropa ni arte, se trata de crear y equilibrar. Industria y excentricidad son los dos extremos de la balanza y si no se les da la misma importancia quedamos en presencia de arte o de moda, pero no de diseño.


Fotos: bafweek.com y el guardarropa de yoka

12 de julio de 2011

El calce perfecto



Cada vez que un ser humano escucha o lee la palabra perfección se le eriza la piel, nadie es perfecto, no existe la perfección, la perfección no es humana. Pero hablando de ropa, hablando de sastrería artesanal sí, la perfección existe: la prenda pensada y creada para el usuario, esa prenda cómoda y que corrige las imperfecciones de su cuerpo, la prenda duradera y de calidad, esa prenda que siguen usando los nietos, esa prenda es perfecta. Hecha a nuestra imágen y semejanza, tomó la forma que deseamos el día que la concebimos, sí, su construcción siguió algunas reglas básicas y eludió otras, pero es como nosotros quisimos que sea.

Alan Flusser, autor del libro Style and the Man, entre otros, sastre y vestuarista de la película Wall Street, hace una prolija bajada de las reglas del buen vestir en lo que a sastrería refiere. Una de las leyes más importantes y conocidas es la relación de los largos de las mangas, deben verse 1,50 cm del puño de la camisa aún con el saco puesto. Hay otro tipo de máximas, menos mensurables y de igual relevancia, la importancia de los básicos, para este dandy, todo se remite a una camisa blanca y un blazer azul, quien los sepa usar correctamente, se arreglará facilmente con el resto de opciones que encontramos en el mercado.

Según Javier Estebecorena el traje es un modelo social que busca acercar el cuerpo a un estándar, hecho que se verifica en las máximas de Flusser, quien, a partir de datos y medidas exactas que buscan alargar y proporcionar el físico masculino, da cátedra sobre cómo utilizar las prendas a favor del usuario. Un dato a tener en cuenta, por más insignificante que parezca, es la ubicación del botón de la cintura "funciona como un eje, si es elevado se acorta el torso y si es bajado se alarga el torso pero se acortan las piernas" dice el autor.

La misma importancia reside en las hombreras, ya que son estas las que compensan la altura de los hombros, explica Marcelo Mazzola, dueño de la sastrería George del barrio de Recoleta. El cuerpo humano es asimétrico, de modo que siempre un hombro y una cadera son más altos que los aledaños, así, con hombreras y entretelas se corrige este pequeño "desvío", de modo que pretender eliminarlas nunca será una buena inversión.

Otra regla que menciona Mazzola es el largo del pantalón: este finaliza en el empeine del calzado, de lo contrarío quebraría y se vería poco prolijo. Sin embargo más de un cliente le ha pedido modificar el largo, ya que prefieren que el ruedo tape el taco del zapato, otra regla susceptible a ser modificada. Cuenta Marcelo que la posibilidad de modificación es una de las grandes ventajas de la ropa a medida, ya que no solo calzará perfectamente el conjunto, sino que será lo que el cliente desea desde un comienzo, sin contar los beneficios que conlleva la manufactura artesanal (el traje antes de llegar al comprador pasa solamente por tres manos -el sastre, el pompier, quien lo arma, y el planchador- hecho que elimina sustancialmente el número de errores de confección, esto sumado a la altisima durabilidad que le otorgan las costuras a mano, da como resultado un producto de altísima calidad).

Por otro lado, Estebecorena, diseñador de HE, destaca la importancia de la comodidad a nivel psicológico además de la física. "Creo que es muy fuerte el hecho de que al ponerle la prenda justa a la persona indicada, la misma brilla" dice Javier y agrega "La vestimenta debe apoyarse en tu lado más fuerte y así hacerte ver bien".

Por su parte, el modelista Ricky Casalli destaca y remarca la importancia de la comodidad física, ya que si no se está a gusto dentro de las prendas, las mismas no serán compradas o peor, no serán usadas; y lo que es cómodo para una persona puede no serlo para otra, de modo que el calce perfecto depende de quien vaya a usarlo y esa es la ley primera.


Comprar trajes en Capital

Esta es una pequeña selección de casas donde pueden comprar sastrería masculina, van encontrar marcas artesanales e industriales, todas de primera calidad.



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