29 de marzo de 2012

La fiesta frustrada

Hace ya una semana los diseñadores australianos están de luto. El jueves 22 de marzo se sancionó la Ley que prohibe la condición de contratista en el rubro textil, lo que implica que ya no será posible ejercer un oficio desde casa y, en el caso de conseguir trabajo, los modelistas, modistas, estampadores, costureras, planchadores y sí, también diseñadores, deberán ser tomados como empleados. Si bien esto podría ser motivo de fiesta, para Australia es una tragedia.
Bajo el nombre de Save the Australian Fashion Industry un grupo de diseñadores, periodistas y afines al sector se propone anular la nueva ley que podría destruir esta relativamente joven industria. Comenzaron su acción en Facebook y rápidamente lograron llegar a la prensa, haciendo fuerte y claro su reclamo: Salvemos la Industria de la Moda Australiana. Su argumento es más que comprensible, los costos que involucrará el nuevo sistema harán que las grandes marcas se vayan y las pequeñas firmas no puedan seguir. O peor aún, los diseñadores jóvenes no podrán siquiera empezar.
Teniendo en cuenta que, desde el momento, para confeccionar una pequeña serie de prendas será necesario tener empleados de medio tiempo con contratos permanentes y 20 horas semanales de trabajo garantizado, es fácil comprender la queja del sector. Alguien que está arrancando con una marca no tiene tal nivel de producción, no habrá posibilidad de materializar sus figurines. Esto sumado a la ilegalidad de ser diseñador freelance aclara el motivo de desesperación que se ve en las redes sociales.
Los contratistas tampoco están contentos, muchos argumentan que al tener una familia prefieren trabajar desde casa y otros se preocupan porque las grandes marcas ya trasladaron su base de operaciones a China (donde la paga por hora es de apenas U$D2) y, al ser ilegal tomar trabajos en casa, no saben cuándo volverán a trabajar.
No hay que equivocarse, los diseñadores aceptan que el Fair Work Amendment es un acto de buena fe, sin embargo, dicen, fue un poco apresurado y causará pérdidas y el cierre de muchas marcas nacionales. 
El argumento central para aprobar esta enmienda fue la comparación entre la paga por hora china y la australiana (U$D3-4). A lo que los diseñadores respondieron con una pregunta: si esos fueran los costos, ¿Por qué el 93% de la industria produce en China?.
Muchos querrán saber ahora por qué creadores de pequeña y mediana talla como Dion Lee o Josh Goot no envían su producción a China. Simple, necesitan estar presentes cuando se confecciona la prenda, este proceso tiene que estar supervisado por su ideador y dueño, el único que conoce el resultado pretendido. Lo poco que pueden enviar fuera de la isla son sus líneas económicas, morfológicamente más simples. 
Si bien esta situación parece bastante desafortunada, la industria de creativos siempre encuentra soluciones. Tal vez los australianos se hallan en el modelo de cooperativas o tal vez encuentran un mejor sistema, justo y útil para todos. Por el momento esperamos que el diseño australiano siga transitando aquel camino que, hasta el momento, embellece y revoluciona percheros.

18 de marzo de 2012

La unión hace la fuerza

Proyecto Cuadrilla y su primera vez en la BAF Week

Uno, dos, tres… Siete modelos. Mientras el público espera al octavo, la luz baja acompañada por la música en el desfile Otoño-Invierno '12 de Proyecto Cuadrilla y, para algunos, reina la confusión. ¿Ya terminó? ¿Una colección de ocho conjuntos? Antes de poder responder, la iluminación y la música vuelven a ser las de antes. Siete chicas salen a la pasarela, otra pausa y siete chicos más pasan por ese camino blanco, tres veces se repite la misma secuencia de cortes y pasadas. Un total de seis cambios de lenguaje constructivo, seis paletas diferentes y ocho diseñadores distintos. Eso es esta innovadora agrupación, un rompecabezas de estilos que no buscan amalgamarse.
Proyecto Cuadrilla nació como respuesta a una dificultad: para un diseñador joven entrar al circuito de ventas es algo complicado. Tener local propio, armar desfiles, comprar materias primas a buenos precios y moverlas suele ser un dolor de cabeza y de bolsillo, sobre todo cuando las colecciones son relativamente pequeñas. Sabiendo esto y habiendo conocido un grupo de gente que estaba en su misma situación, los creadores de Ladrón de Guevara, deSastrería, Li.Torres, Decrisci, Urenko y Fernando More decidieron juntar fuerzas y compartir ciertas decisiones y contactos. Participar en la BAF, tener un local en común y hacer compras en conjunto son solo algunos beneficios que esta sociedad les trajo por el momento.

El equipo de Proyecto Cuadrilla

Volviendo al desfile, el primero en salir fue Ladrón de Guevara con una colección masculina: sastrería deconstruida, superposición de chalecos, sweaters largos, lineas verticales y horizontales en rojos y azules que contrastan con los tonos neutros y claros del resto de las prendas. La CPU a modo de mochila dejó más que claro el nombre de la colección, Dicotomía, mediante una metáfora sobre cómo viajaba la información ayer y cómo lo hace hoy. 

Ladrón de Guevara

Corte. Turno de deSASTRERÍA. Con dejos del lenguaje característico de la FADU, este duo presentó vestidos, faldas y tailleurs con detalles sastreros como solapas en el escote trasero de blusas, ojales que recorren las prendas, puños y cuellos que hacen las veces bretel. Plisado y gasas se mezclan en una colección de tejidos rígidos dejando un tinte de femineidad y delicadeza.

deSASTERÍA

Baja la luz y segundos después sale el primer conjunto de Fernando More. Si bien la sastrería sigue presente (es imposible evitar la tendencia), esta vez hablamos de otras épocas, otra inspiración, otra confección y otro porte. Un diálogo entre el ayer y el hoy. Los torsos semi desnudos se cruzan con capuchas y pecheras, cuellos opresivos en tonos neutros (negro, gris y blanco) y chalecos con botonaduras interminables dejan ver camisas con delicadas estampas.

Fernando More

Con aires a Rick Owens se abre la pasarela para el duo Urenko. Una colección oscura, oversized, mixta y variada que deja ver una linea muy marcada estilísticamente hablando. Las camperas de cuero se mezclan con enormes abrigos de punto en un juego de superposiciones: bermudas de vinilo para hombre sobre calzas de punto abierto (casi parecen rasgadas) y chaquetas femeninas que dejan ver las larguísimas mangas del sweater que se extiende sobre pantalones híper anchos.

Urenko

Con una paleta prácticamente acromática de blanco, negro, gris y algún azul, el quinto grupo es Li.Torres. Pantalones ababuchados acompañados por sombreros y pasamontañas en la cabeza, hacen pensar en el gaucho del futuro, inmaculado y prolijo. Con una moldería geométrica y compleja y una profusión de diagonales, logran descontracturar la colección el teñido en degradé, sin dejar de lado la masculinidad.

Li.Torres 

Y para cerrar el desfile, Decrisci y su proliferación de símbolos argentinos (remeras con inscripciones del 10, la firma del Diego y cumbia de fondo) mezclados con símbolos árabes en una colección mixta. Faldas para hombre, tablas, bermudas sobre pantalones, plástico transparente y muchas lentejuelas. A juzgar por los velos y la caracterización, Eduardo parecería haberse inspirado en la cultura bereber, tal cual lo hizo Riccardo Tisci unos años atrás. 

Decrisci


Tras el último apagón y el saludo eufórico de los ocho diseñadores, el público se retira alegre y en la sala vacía se percibe una certeza: si esto es el comienzo, lo que se viene es muy bueno.

6 de marzo de 2012

Modas y modos


A veces un cambio de plataforma no es suficiente. Conforme cambian los tiempos, lo hacen los modos. Los invito a pensar y opinar sobre algo que vengo pensando hace un tiempo.

En moda no es muy común leer criticas destructivas, en general se trata de descripciones y algún vaticinio del tipo se-vienen-los. Las críticas negativas se deslizan delicadamente. 
Las prácticamente nulas probabilidades de encontrar una crítica de denuncia, un artículo que muestre la copia o la falta de diseño me llevaron a pensar en los medios especializados en moda, sus modos, sus recursos, sus políticas. Estos textos descriptivos y repetitivos que se hacen esperar y cuando salen a la luz, en vez de enriquecer las fotos, las traducen en palabras. Eso no es dar información, no es generar cultura, es menospreciar al lector y engañarlo, es darle menos de lo que se puede dar.
La prensa de moda tiene que cambiar. Y cuando hablo de un cambio no me refiero a un modificación en la plataforma (eso ya lo hicieron todos). Hablo de modos, no de medios.
¿Para qué describir la ropa si en el blog o en Facebook ya están publicadas las fotos? ¿Para qué decir que el diseñador usó las transparencias si Youtube lo muestra en video? ¿Para qué dar dos veces la misma información en distinto formato? La gente busca lo cómodo y rápido, si está la imagen no es necesario repetirla en palabras ni describirla. Hay que concluir, hay que dar algo nuevo, hay que atrapar al lector y enseñarle algo que no conocía. No es necesario decir que la silueta del vestido es bombé, pero sí podemos decir quién inventó esa silueta, podemos contar que Balenciaga hizo por primera vez esa pollera o esas mangas para comenzar. Hay que decir lo que la gente no sabe, no solo lo que quiere, hay que generar intereses. El texto y la imagen son complementarios, no reflexivos.


Falda Balloon de Balenciaga, 1959

Hace años, cuando las fotos del desfile no llegaban antes que el texto, cuando su calidad era baja o cuando directamente no existían, el texto de moda sí era descriptivo, pero era funcional, respondía a la necesidad. Hoy en día eso ya no sucede, las necesidades son otras y los medios también.
Hoy la moda está más democratizada, prácticamente todos tienen acceso a ella, solo es necesario tener internet. Pero ver no es saber, hay relaciones morfológicas, históricas y formales que el experto detecta instantáneamente pero el grueso del público pasa por alto. Eso es lo que hay que mostrar: la relación entre el trabajo de Galliano en Dior y el New Look, no la cantidad de flores que tiene cada vestido; hay que ir tras bambalinas, expresar lo que las fotos no pueden decir.
De modo que hay que modernizar el periodismo de moda. Cambiar de plataforma no es simplemente hacer blogs y actualizarlos todos los días (eso puede ser un arma de doble filo). Los contenidos están a la vista, son vestidos, son sacos, son fotos, son peinados, son zapatos. Falta decodificarlos, traducirlos y procesarlos.

1 de marzo de 2012

Mujer urbana, mujer sensual o Descubrimiento personal (me puso la tapa)


Nunca entré a la tienda de Evangelina Bomparola y nunca vi uno de sus desfiles, de hecho que lo haya hecho fue un milagro o una coincidencia. Soy desconfiada y más aún de los que se autoproclaman diseñadores. El diseño es una jerga que se aprende y ejercita, sus herramientas y códigos son complejos. Esto no implica que haya que hacer una carrera universitaria para aprehenderlos, Bomparola lo dejó muy claro. Para mi sorpresa, no solo me gustó su propuesta para el Invierno '12, sino que también encontré detalles de un nivel diseñal que no esperaba ver. Mediante la sutileza y el ingenio desarrolló un lenguaje visual de absoluta elegancia y femineidad contemporáneas.
Por la pasarela desfilaron dos lineas: sastrería y noche (tal cual dicta la Alta Costura). La primera con cortes y calce excepcionales juega con los contrastes de color, superposición de solapas en verde y negro, y subraya detalles de moldería como pinzas y uniones de cintura con cambio de materialidad (pedrería por ejemplo) o cambios cromáticos.



Si bien la propuesta no es joven, es totalmente moderna, con giros originales y actuales como los blazers con solapa y sin cuello, los pantalones transparentes combinados con vestidos a la rodilla (nada de exhibicionismo por estos pagos) o la silueta anatómica con hombros armados. Estos últimos combinados con el contraste de color y su uso sectorizado hacen un guiño a los modos ochentosos.


Los ochentas y sus modos. Sus colores, sus accesorios y su silueta.

El leit motiv de la colección fue el acento: dónde va cada color, dónde va cada material y por qué va allí. Los vestidos negros llevan el ojo a las piernas gracias a la forrería azul francia, esta se deja ver gracias a los larguísimos tajos; las franjas de tejidos transparentes, con mucha sutileza, convierten las faldas a la rodilla en minifaldas y el escote toma importancia al ser delimitado por un pequeño recorte verde esmeralda. 


Mechados entre la línea de sastrería urbana aparecen los vestidos de noche, largos, la mayoría negros con pedrería plateada, que emula hombreras y cinturones y juega así con los ochentas. Las espaldas quedan al descubierto, tanto en camisas de seda como en vestidos cortos y largos, ajustados y evasé. Todos los recursos apuntan a un mismo objetivo: la sensualidad. Y esta es insinuación, nada se muestra, pero todo se sugiere. Evangelina sabe a dónde llevar los ojos y cómo hacerlo.






Fotos: La Pompayira

Oops! She did it again


El comienzo del desfile Otoño-Invierno de Amores Trash Couture 2012 fue una declaración de principios, de status más bien: el Universo está cambiando y con él, la moda. Amores se ubica en el mapa como un ser superior e independiente, una marca incorruptible pero chic.

Puede resultar complicado, siendo un diseñador joven y nuevo en la escena porteña, tener un estilo pregnante y no repetir hasta el hartazgo. Muchas veces vemos cómo se llena el perchero con prendas exitosas y empiezan a aparecer las figuritas repetidas: el saco y pantalón que piden todas, la cartera que tanto gustó la temporada pasada o la falda que se agota apenas sale. Amores Trash Couture sorprendió de nuevo. Manteniendo su identidad llegó a un resultado tan innovador como urbano.
Con una temática cowboy, la pasarela se llenó de camisas y estrellas, cintas que caían desde cuellos camiseros acompañaban lánguidos vestidos y faldas evasé. Mientras modelos, amigos y performers se mezclaban en la pasarela envueltos en drapeados y lamé, una negra y acartonada cabeza de toro colgaba sobre la pared con el nombre de la marca.
Si bien la tendencia quedó en segundo plano (¿Quién puede eliminarla?), las prendas bitono estuvieron presentes al igual que las transparencias y los brillos. Estos últimos en detalles como vivos, cuellos o recortes hacían de los vaqueros seres intergalácticos.
Cuando la copia y la queja ya son moneda corriente, cuando creíamos que el diseño argentino estaba por convertirse en una utopía, la BAFWeek y la calle se renovaron con la propuesta fresca de Amores. Ropa usable y apta para todos los cuerpos, con buenas terminaciones y original, moderna y con los pies en la tierra. La diseñadora generó una colección colorida, brillosa (y brillante), amplia y variada con una siliueta por momentos ochentosa y  por momentos cincuentosa, más actual que ninguna.
Entre aplausos, gritos y chiflidos se retiraron los modelos y yo, al igual que el año pasado, me fui de la BAF con una sonrisa.